A
la espera de la ley que le devolverá el rango de Dirección General, la
Biblioteca Nacional de España lleva tiempo inmersa en una cuidada campaña
propagandística a través de los medios de comunicación. Toda ella va
claramente orientada a cumplir uno de los principales objetivos, y
posiblemente el más apremiante, el que la propia directora denomina
adaptar la BNE a la realidad presupuestaria. En cada una de estas
apariciones, se presenta a la Biblioteca como depositaria
del saber y baluarte de la cultura, con ese aire señorial de su
edificio neoclásico. El mensaje indirecto es siempre el mismo:
patrocinadores, venid a mí, asociad vuestra empresa a la imagen de la
BNE y así la de vuestra marca saldrá reforzada. Es pura estrategia
comercial, de simbiosis, en la que ambas partes se benefician: la
compañía que pone el dinero se cubre, con ello, de la pátina y el
prestigio implícitos en la tricentenaria institución.
El problema de
fondo es que esa codiciada imagen es, en realidad, Photoshop o, en el
mejor de los casos, una foto parcial. Porque, paradójicamente, cuanto
más se oferta en público la BNE como referente de la cultura en español,
en paralelo, más se está deteriorando su situación interna.
Concretamente, las condiciones laborales del personal externo. Los
pliegos de cláusulas administrativas que Ministerio y Biblioteca Nacional sacan a
licitación pública para proyectos de sus distintas secciones condenan
a los subcontratados a sueldos de miseria, equivalentes en la práctica a
la prestación por desempleo, pero con la "ventaja" de que, a cambio de
recibirlo, se trabaja. Para los empleados, es como realizar los llamados
trabajos en beneficio de la comunidad.
¿Para qué haber estudiado
varias carreras?, ¿para qué ser políglota y tener tantos años de
experiencia bibliotecaria, la mayor parte en la BNE? Para cobrar un salario de limosna. Esa
institución que proclama a los cuatro vientos ser el sanctasantórum de
la cultura, valora las sólidas formación humanística y técnica y nuestra
experiencia profesional en unos 800 euros. Para ellos somos parias, no
valemos nada. Todo el dineral invertido por los padres en darnos una
buena educación desde la infancia, y el tiempo dedicado por nosotros a
formarnos, se topan ahora con este neoliberalismo despiadado. Despiadado
porque no reconoce la valía de quienes sacan adelante la mayor parte
del trabajo en la Biblioteca: hormiguitas subcontratadas, lo que Unamuno
llamó "intrahistoria". Y cruel porque coarta nuestra autorrealización
como profesionales preparados para dar lo mejor de nosotros mismos,
también como justa devolución del gasto público destinado previamente a
nuestra capacitación. La máxima aspiración es, según la pirámide de
Maslow, sentirse autorrealizado como persona. Eso no puede conseguirse
si nos lo impiden en lo laboral, área fundamental de la vida. Pero a los
responsables de esta situación no les importa.
CULTURA es mucho
más que presumir con esa palabra colocada en el frontispicio, es más que
albergar, en distintos soportes, el patrimonio de las generaciones
precedentes. Cultura es asimilar los conocimientos que nos han sido
legados, y aplicarlos cada día. Es aprender para saber, y defender los
valores universales: equidad, solidaridad, ética... Desoyen, por
ejemplo, la teoría del bien común de Christian Felber, bien implantada
en otros países.
¿Y la responsabilidad social corporativa? Es
molesto ver "cocktails" en los actos de la Biblioteca Nacional, más aún
si es justo cuando el Banco de Alimentos pide desesperadamente
colaboración a toda la sociedad.
Como a Antonio Machado, duele
España, y la Biblioteca se nos presenta como un paradigma de los males
que lastran el desarrollo de nuestro país desde hace siglos, cual
microcosmos que reproduce a escala nuestra idiosincrasia. Esos males han sido denunciados por intelectuales, historiadores y escritores,
actuales y del pasado, como Larra –honrado, no hace tanto, con una
exposición en la propia institución.
Causa
de la crisis actual en España fue que, durante años, se invirtió en
proyectos de rentabilidad inmediata, en lugar de hacerlo en sectores más
sólidos pero cuyos resultados se generan a largo plazo. Y la
conocida correlación establecida entre la diferencia de mentalidad
católica y la protestante, con el desarrollo socioeconómico y cultural
alcanzado por las sociedades impregnadas respectivamente por tales
tradiciones. Los protestantes no admiten intermediarios entre ellos y
Dios, lo que les hace directamente responsables de sus actos; el trabajo
es la aportación individual al bien común. Mientras, en la religión
católica, y en sociedades con esa tradición, la persona se libera de sus
pecados mediante la confesión, y el trabajo ha sido considerado un
castigo ("ganarás el pan con el sudor de tu frente").
Vivimos un
momento crítico que exige la implicación responsable de todos y cada uno
si queremos salir adelante como sociedad, y para no avergonzarnos de
las condiciones que legaremos a nuestros hijos. Eso implica defender
valores universales, la justicia social, la ética en los salarios; en
definitiva, la dignidad como personas en este Occidente del que nos
cuentan que es desarrollado. Dignidad salarial es lo que
reivindicamos en este cuaderno de bitácora, como un ejercicio de
democracia participativa, la única aceptable ya en el siglo XXI.
La Biblioteca Nacional debería ser un ejemplo para todas las instituciones bibliotecarias del país, y lo que es esa vieja reliquia que todos guardan un un desván llena de polvo.
ResponderEliminarLa buena imagen se vende de puertas para afuera, y también debería cuidarse de puertas para adentro.
ResponderEliminarA la BNE se le llena la boca hablando de cultura y de profesionalidad cuando en realidad es la primera que la tira por los suelos
ResponderEliminarSi de lo que se trata es de ser un referente nacional e internacional, cuidemos entre todos el patrimonio bibliográfico y documental y cuidemos a sus profesionales, pieza clave de cualquier sistema bibliotecario. Dirigentes de la institución miren hacia dentro y actúen. Si quieren ser una institución puntera, no permitan el empobrecimiento de las condiciones laborales de los bibliotecarios que desarrollan su labor profesional en la misma
ResponderEliminarNo podias haberlo dicho mejor!
EliminarEstupendo artículo, una gran verdad.
ResponderEliminarA la Biblioteca Nacional le da lo mismo. Mientras los asientos de muchos de los que están ahí sigan calientes, lo que le pase al fondo bibliográfico y a los trabajadores externos (y a algunos compañeros funcionarios que disienten de la política asquerosa que se está llevando a cabo en esta tan "respetable" institución) las cosas seguirán por los mismos derroteros. Después se quejarán de que se les ha congelado el sueldo o les han recortado. Mientras el juego no vaya con ellos, todo va bien. Mientras tanto, 58 personas buscan trabajo junto a otros tantos millones de parados, por no haberse bajado los pantalones y trabajar por sueldos irrisorios. Sueldos cuyos principales responsables, y que se entienda de una vez, están sentados en los puestos importantes de la centenaria institución. ¿Y qué más da? Como a mí no me toca.
ResponderEliminarLo importante es la fachada, lo de dentro ya es otra historia. Esta demostrado. Es triste que en este país no se valore la experiencia ni el trabajo buen hecho, todo por la pasta. Lo demás no importa
ResponderEliminarQué grandes esas exquisitas fiestas de ágapes y cócteles para esas figuras "importantes" que visitan la Biblioteca Nacional. Cómo se engalana y se pone en marcha la mejor maquinaria hostelera para servir e impresionar a tanto señor y señora, a tanto don y doña. Con qué sutilidad y elegancia se esconde a los trabajadores externos cuando se celebran esas pitanzas para contentar a tanto Grande de España. A menudo me he preguntado cuánta de esa gente habrá leído un libro o conocía al personaje literario que nos visitaba. Pero es genial ver cómo la BNE atrae a su público de puertas para afuera a la vez que expulsa a tantos profesionales desde sus adentros, como si el trabajo serio la indigestara tanto que tiene que vomitarlos cuanto antes.
ResponderEliminarYo me apunto a la próxima fiesta de canapés. ¿Y vosotros?
Yo me apunto contigo! a ver si yendo a esos cocteles nos va mejor que estudiando carreras y teniendo muchisimos años de experiencia catalogando!
EliminarTotalmente de acuerdo. ¡Cómo nos sacaban a escondidas, como si fueramos algo de lo que avergonzarse! Sin embargo, la BNE tiene otras cosas todavía más vergonzosas que trata de esconder, como, por ejemplo, hacer que sus trabajadores externos cobren sueldos míseros, ningunerales, hacer como que no existen y nunca han existido, negarles tanto de cara al exterior como de puertas adentro, y al mismo tiempo, aprovecharse de su trabajo, de sus conocimientos y de su esfuerzo (aunque algunos intenten negarlo). Es de regímenes anteriores tratar de esconder a unos trabajadores que salen tranquilamente al finalizar su jornada laboral, mientras la BNE lame el ilustre culo de unos cuantos invitados que mueven ignorantes sus elegantes mandíbulas mientras piensan que el trabajo de la biblioteca lo hacen tres funcionarios con ayuda de unos gnomos que vienen por la noche. Por eso estamos nosotros aquí, para denunciarlo. Han mordido más de lo que pueden tragar. O lo que es lo mismo, su ego extiende cheques que su cuerpo no puede pagar.
ResponderEliminarBartleby lo explicas divinamente.
Eliminar¡La BNE da vergüenza ajena!
Que gracia "gnomos que vienen por la noche a ayudar"!!!! jejejeje Bueniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo!!!!!
EliminarMe ha encantado el nuevo post! Muy bien escrito, muy bien elaborado. Pero ciertamente es todo una "operación de maquillaje" para ligarse a los patrocinadores. En realidad a los dirigentes de esta institución no les importa en absoluto la suerte de sus trabajador@s y ex-trabajador@s. Porque como ya se ha comentado "a mi no me toca". Responsabilidad social cero.
ResponderEliminarEs tanto el desprecio por quienes trabajaban hasta ahora en este proyecto que ha finalizado en ERE, que el hecho de que en la entrevista con la propia directora de la BNE ésta sugiriera que ofreciera Castor lo que ofreciera se cogiera "porque es lo que hay" es TOTALMENTE INDIGNANTE. En lugar de preocuparse por las condiciones laborales alguien que tiene un sueldo que triplica, cuadriplica, ...? la cantidad que anima a aceptar!!!
ResponderEliminarLamentablemente, es lo que hay. Y lamentándonos no conseguiremos nada. Recuerdo que hace unos años, cuando se empezó a hablar de mileurismo, quien pasaba de 1000€ y se quejaba, decía, "es lo que hay". Luego se llegaba a los 1000€ raspones, "es lo que hay". Ahora el mileurismo es casi una utopía, y la gente se conforma con 700, 800, los más afortunados 900€, y se sigue diciendo "es lo que hay". Si no se hace algo siempre se estará con "es lo que hay" y nos seguirán recortando el sueldo. Hay que plantarse en algún punto no?
ResponderEliminarCierto, y mas cuando los que ponen nuestros sueldos no huelen los 900 ni 1000 ni de lejos!!!! Ojala un dia se cambiasen las tornas y tuviesen que cobrarlos ellos y llegar, no digo a final de mes, sino a mediados!!!!!!
EliminarAfortunada tu q llegas a mediados..... eres una pija de la vida!!! jeje. humor y alegría q es lo q les jode!!
EliminarEs una pena...ojalá las cosas cambien. Debemos unirnos en esta lucha por la dignidad laboral porque la dignidad es para todos y no sólo para unos pocos
ResponderEliminarDe repente a la señora directora no le gusta que se exterrnalicen los servicios de la biblioteca, se lo estará pensando mejor, o estará leyendo este blog?
ResponderEliminarLo que debería hacer la Sra. Santos es defender la institución que representa y a sus trabajadores (también a los externos) y DENUNCIAR los recortes a los que se ve sometida su "santa casa", como han hecho en el Reina Sofía o el Prado y no defender el "más por menos" o "tirarse el rollo" de que está en contra de la externalización cuando es una práctica que viene usado su "santa casa" desde del siglo pasado.
ResponderEliminarEste país está lleno de "palmeros" y de gente cobarde que lo único que le preocupa es no perder su status; impera el "no moverse por si no salgo en la foto"... y así nos va.
Imagino que la BNE irá a lucir palmito a LIBER, la XXXII Feria Internacional del Libro, que se celebra del 1 al 3 de octubre en Barcelona. Aunque la realidad que se vive entre sus muros sea como la "longa noite de pedra" acuñada por C. Emilio Ferreiro.
ResponderEliminar"Culturicidio" debido al afán desmedido por recortar y recortar en los concursos de externalización, sin importarle las nefastas e inminentes consecuencias en la calidad de tales servicios.
Hoy mismo, el nuevo informe de la OIT pide que en España se suban los salarios para que el consumo no se desmorone. Otra vez más nos lo dicen desde fuera.
El primer párrafo de este artículo lo resumió muy bien la propia directora de la Biblioteca en su entrevista en Radio Nacional de España, el 11 de octubre. Más claro no se puede decir. Estamos vendidos como carnaza de saldo al capital.
ResponderEliminarSus palabras fueron:
Yo siempre digo que tenemos que hacer que nos quieran comprar.
http://www.rtve.es/alacarta/audios/no-es-un-dia-cualquiera/no-dia-cualquiera-quinta-hora-11-10-14/2802639/#aHR0cDovL3d3dy5ydHZlLmVzL2FsYWNhcnRhL2ludGVybm8vY29udGVudHRhYmxlLnNodG1sP3BicT00Jm9yZGVyQ3JpdGVyaWE9REVTQyZtb2RsPVRPQyZsb2NhbGU9ZXMmcGFnZVNpemU9MTUmY3R4PTIwNTQmYWR2U2VhcmNoT3Blbj1mYWxzZQ==